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El sueño dormido de Ramiro

Miguel Nieto   Marbella
Fecha: 09-03-2013 - 00h00
Modif.: 09-03-2013 - 10h31
Publicado por: Miguel Nieto
Enlace completo: https://bering.worldofgalina.com/?articulo=El sueño dormido de Ramiro&cod=1327



Los olvidos se nutren de la indolencia, no de razones. Solapan la verdad o directamente la borran. El Skal de Marbella presentó hace más de un año, un proyecto de gran  interés para la ciudad que aportaría, aparte de un inequívoco beneficio  turístico, económico y medioambiental, un homenaje a quien en la época  de los visionarios, a principios del siglo pasado, Ramiro Campos Turmo, lo  esbozó. Fue preclaro en descubrir la potencia turística de esta ciudad y  su entorno, donde enalteció su imagen en varias publicaciones, con el  marchamo de ‘Costa  Bella’, que él bautizó como ‘La Riviera Española’.
 
Tuvo un sueño. Pero se quedó empolvado. Deberíamos rescatarlo  tanto por su entidad medio ambiental, como por su innegable  impacto mediático y turístico.  Trataba de promover el jardín de España en Marbella. En  estos tiempos donde los vituperios a la ciudad son costumbre  cuando no deporte nacional, enaltecer algo que la hahecho  famosa: su  microclima, capaz de crear el vergel que es, más allá  de su infraestructura hotelera, de su propia traza urbana y de sus  gentes, que la hacen un lugar único en Europa, la creación de este  jardín tendría una gran repercusión.  
 
La idea original procede de Carlos Cuevas, que lo conoció y lo  reivindica como realmente el pionero de esta tierra. Consiste en  difundir la beldad de Marbella como paisaje reivindica como realmente el pionero de esta tierra. Consiste en  difundir la beldad de Marbella como paisaje irrepetible y centrarse  en el medio ambiente. La creación del parque quedó  esbozada por  Ramiro Campos Turmo en un opúsculo publicado en 1929 y que se  titulaba “El jardín de España en Marbella” (por cierto costaba una  peseta).
 
Estribaba en pedir a cada provincia española que enviara  varios ejemplares de su árbol, o árboles, más representativos para  conformar este jardín botánico tan particular y único en Europa  (quizá en el mundo).
 
Demostraríamos fehacientemente que en Marbella pueden  crecer todo tipo de especies arbóreas, leñosas, tropicales, nórdicas, asiáticas, más allá de arbustos o plantas que nos son más  cercanas. No por ello menos señeras. Marbella, jardín de España.
 
Contaríamos con un área verde única y muy didáctica. El  costo sería realmente escaso para la entidad y proyección del  parque. Campos Turmo lo imaginó en el camino de Istán de sus  tiempos, inicios del XX. Un recorrido largo entre Marbella y Ronda,  pasando por Istán, de difícil accesibilidad para niños y mayores, o  duro hasta para expertos senderistas. Hablamos de más de 60  kilómetros de sendas y pistas forestales.
 
Había que pulir la idea y se propuso como lugar ideal Puerto  Rico. La razón, sencilla: especies como el tejo, el castaño, las  hayas, o robles, por citar algunas, necesitan condiciones de suelo,  altura, humedad y radicación, que harían inviable su crecimiento  casi a nivel del mar. De hecho, la existencia de pinsapos, ya en la  zona de Ojén o Estepona, es casi milagrosa botánicamente  hablando.
 
El camino propuesto en esta ‘reconversión’, completo, no  llega a ocho kilómetros y puede hacerse perfectamente en poco  más  de tres horas, a ritmo contemplativo. En la parte más cercana, Puente Palos, donde ya existe un  pinar de repoblación, se crearía la base sustancial  del parque con  las especies mediterráneas, caso de olivos, algarrobos, encinas,  acebuches, palmeras, reunidas en áreas temáticas donde podrían  incluirse especies foráneas, caso de la araucaria y otras tropicales  que crecen muy bien también, además de una panoplia de distintos  tipos de pinos u otras especies de gran raigambre en toda el área.  Sería el centro de interpretación.
 
El resto de las especies de porte jalonarían el sendero hacia  el collado de Juanar. Doble efecto, porque recuperaríamos una  senda de enorme significado sentimental para Marbella, ya sea por  la gira por la Cruz de Mayo al Pico de Juanar, una tradición  inveterada, o por el tostón que se celebra por Todos los Santos, o  las numerosas repoblaciones efectuadas por la asociación  ecologista Pinsapo.  
 
Es más, se podría ampliar abajo a otro tipo de especies que  han prendido aquí procedentes de lugares bien lejanos y que  pueblan  nuestros jardines. De todos es conocido que los plátanos  de La Alameda provienen de Filipinas. Un paso más podría consistir en sumar especies de todo el mundo. Árboles que constituyen un  patrimonio (nada inmaterial, sino verde) de la Humanidad.
 
El tratamiento sería simple, con un espacio de decoración  digna y esmerada, pero de tipo rústico, y con unos coquetos  carteles indicadores e informadores de cada especie, a modo de  tantos otros jardines botánicos. Pero no como museo inmóvil, sino  con otro concepto más vivo, anclado a un terruño transitado.  
 
Se debería asimismo, como en las campañas de repoblación  llevadas a cabo por Pinsapo, como ya relatamos, implicar a los  ciudadanos y sobre todo a los más pequeños en la creación de un  entorno que ya de por sí es maravilloso. No parece que sea costoso ni difícil conseguirlo, ni para  plantar árboles en la senda que ya es terreno forestal y reserva de  caza, ni para conseguir los permisos, ni tampoco para obtener un  asesoramiento técnico adecuado que indique donde, a qué alturas, qué tamaño deberían tener los ejemplares, o de qué forma deberían ser plantados y resguardados los árboles.
 
El proyecto cuenta con la colaboración y asesoramiento del  catedrático de Biología Vegetal de la Universidad de Málaga,  Baltasar Cabezudo y su equipo, que ha calibrado la idoneidad de la  idea.  
 
Tiene además la ventaja de estar bien cercano a la  población, que es conocido y frecuentado, y accesible tanto desde  la zona de La Montúa como, en su término ojento, por el Refugio  de Juanar. La ONU declaró 2011, antes de cuando se presentó la  propuesta, Año Internacional de los Bosques. Del consistorio se  limitaron a mandar, meses después, tiempo ha llovido, una carta de  la alcaldesa de apoyo a la idea. Ordenaba desarrollarla y estudiarla.  Hasta ahora, nada de nada. Don Ramiro sigue en el anonimato y su  sueño en quimera mientras que ya alfombran las rotondas con  césped artificial. Marbella avanza. ¿Hacia donde?



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