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Quimeras maltrechas pero vivas

Miguel Nieto   Marbella
Fecha: 18-12-2012 - 00h00
Modif.: 19-12-2012 - 13h40
Publicado por: Miguel Nieto
Enlace completo: https://bering.worldofgalina.com/?articulo=Quimeras maltrechas pero vivas&cod=1260



Remembranza de un artículo de la formidable historiadora y mejorpersona Lucía Prieto Borrego sobre los 30 años de la Universidad Popular de Marbella. Todo lo que cuenta y aquí se repica es cierto.
 
Con su permiso, algún apunte más. En aquel tiempo, aunque pareciera imposible, el índice de analfabetismo (real y funcional) en Marbella era de los más altos, casi el que más, cuatro reglas aparte, de Andalucía. Justo en el emporio, ya en la cornucopia del lujo y eso que llaman 'glamour', de la ciudad. 
 
Refugio de Juanar, unos majaras comprometidos con ese y el resto de proyectos (Pinsapo, COIS, Cilniana, Cine Club Buñuel, Semana del Humor, Bienal de Arte, Museo de Arqueología, protección de nuestros bienes culturales, apoyo a los espeleólogos de la SEM, un teatro municipal en la sala de usos múltiples; para qué seguir), debatiendo como gestar ese impulso cultural a una ciudad, tan indolente, a veces. El reto era movilizarse y hacerlo lo mejor posible. Por nuestra gente: todos, los que nacieron aquí y quienes tienes su hogar en nuestra tierra (más mérito). 
 
Nadie buscaba nada más que aglutinar ideas. El sueño cultural que Gil convirtió en engendro. Retropala, tanto neuronal como física, pordelante. Aquellos bien intencionados, igual ilusos, sólo buscaban colaborar. Es más aquella gente, una camarilla, si quieren, se comprometió a acudir a echar una mano cuando fuera necesario. Batuta, tanto que sí, Rafa García Conde, con la siembra de José Manuel Vallés, de lo más granado que ha pasado por dirigir la delegación de Cultura de este pueblo. Marbella, desde hace mucho ciudad.
 
El empeño, el objetivo, era simple: alfabetizar, dar una cultura básica a tanta gente que no pudo recibirla nunca. El enganche eran las actividades, para que leyeran, para que aprendieran, para incluso poder sacarse el graduado social. Pero no constituía el objetivo final. Todo el mundo tuvo claro que estudiar cerámica, fotografía o teatro no podía quedarse en una muletilla, que habíaque dar un paso más. Las múltiples actividades tenían que consolidarse como un foro de cultura, de encuentro y cariño, que la mujer que aún vestía luto por su marido, entrada en años, no sólo escribiera, cosiera o bordara, sino que al final fuera ilusionada al aula de historia. 
 
Con sonrisa de oreja a oreja. Se forzó la máquina. Y, tanto que es verdad, la UPM se convirtió en un referente a nivel nacional. La respuesta y los resultados fueron masivos. Luego llegaron, por qué negarlo, los celos, las justas reivindicaciones laborales, los reproches a los que montaron semejante urdimbre cultural por amistad y por devoción a sus vecinos. Agua pasada porque el molino ha seguido moviéndose. No cómo se pretendió por parte de los del latrocinio, pero el agua corre. 
 
De las pocas cosas que el ogro no se llevó por delante. No pudo gracias, sobre todo, a tanta gente que pasó por unas aulas que eran más mesas camilla, puntos de encuentro, amistad y guiños sabios. Este pueblo, claro que sí, puede sentirse orgulloso de la antigua UP, Universidad Popular, hoy convertida, pese al nombre de su fundación, en un remedo de 'macroacademia'. Cada vez menos baratita. Como todo. Pero atinadamente decía Lucía, un respeto  "quienes la construyeron y mantuvieron a partir de ideas no de realidades y que los que han venido después se la encontraron en pie". Y a los que ahora trabajan en lo que pudo convertirse en un secarral, por supuesto. Enseñantes a pie de obra. 
 
Añadido: de fuste; ninguno de aquellos 'iluminados' soportaría que la guillotinaran. Ni lo permitirá. Un beso a todos los selenitas o marcianos que ayudaron a parir aquella, ésta, historia. Especialmente a un tal Rafa García Conde, que la muñió. No hay que cejar pese a los valladares. Ahí está el Ateneo, el CIM, el Skal, la literatura a pié de calle, o el hospitalillo y el cortijo Mayorazgo recuperados como faros del saber. Sobre todo, quizá, de aprender. Siempre nos quedará la esperanza. Pero los primeros 'brotes verdes' fueron en realidad semillas secas que germinaron gracias al esfuerzo de tantos anónimos. Décadas después, igual, os acordáis de lo que tanta gente ha trabajado y querido a esta ciudad. Anónimos reunidos. Pero en la brecha.



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